Productores ovinos intentan renacer de las cenizas

Los productores ovinos y caprinos dejan
atrás un año para el olvido y se esperanzan en que vendrán tiempos
mejores. La intensa sequía y la ceniza volcánica han marcado a fuego a
la principal fuente de producción de la Región Sur rionegrina.
Desde
hace un lustro, la falta de lluvias y nevadas venía dejando profundas
secuelas en los campos y marcando un constante declive que fue afectando
el recurso forrajero y el ganado. A ello se sumó la inesperada erupción
del volcán Puyehue-cordón Caulle, que afectó al 20% de la Región Sur el
4 de junio de 2011. Fue un golpe muy difícil de asimilar para los más
de 1.900 ganaderos que directa o indirectamente fueron perjudicados por
el material volcánico.
El fenómeno mató miles de animales y
provocó una marcada disminución de las majadas. Sus efectos fueron
variados y se notaron tanto en la mortandad de los animales como en una
sustancial baja en la calidad de la lana, abortos y señaladas.
Un
informe de INTA Bariloche pone sobre el tapete la crítica situación a la
que llegó el sector ganadero ovino en el último año. La zafra lanera
2011-2012 se caracterizó por disminuciones en los indicadores de
producción y un empeoramiento de las características de calidad en
comparación con las de la zafra anterior.
Las causas están ligadas
al sostenido proceso de sequía durante los últimos cinco años, que ha
afectado principalmente a la región del Monte Austral y Meseta Central, y
el depósito de cenizas volcánicas del Puyehue en áreas puntuales de
Precordillera, Sierras y Mesetas y la posterior voladura de la fracción
más fina del material hacia el este de la provincia (Meseta Central y
Monte Austral). En este contexto, existen zonas de transición donde
habría un efecto combinado de ambos factores.
Las mermas en la
producción de lana en las zonas afectadas se explican por la mortandad
de animales (muy variable, con un rango del 10 al 80%) pero también por
disminuciones de la producción individual en peso de vellón limpio, las
que, en base a algunos datos analizados en la zona afectada por cenizas,
rondarían entre el 15 y el 20%. En estos dos parámetros se basa la
principal reducción en los ingresos por venta de lana limpia a nivel de
los establecimientos.
Los indicadores de calidad más importantes
para establecer el precio de los lotes de lana también mostraron
marcadas reducciones. En toda la provincia los valores de rinde al peine
registraron caídas importantes, con mermas de entre 5 y 12 puntos
porcentuales en las zonas más afectadas por la sequía y del 20 al 35% en
las alcanzadas por las cenizas volcánicas. La granulometría de las
mismas (tipo arena o tipo talco) y, por ende, su peso tuvieron una
incidencia importante en esa disminución.
La resistencia a la
tracción fue otra de las características fuertemente modificadas. Los
valores de las lanas esquiladas preparto, normalmente resistentes
(>30 N/Ktex), resultaron en esta zafra similares a los esperables
para las lanas posparto, o sea fibras débiles (20 a 25 N/ktex) o
quebradizas (14 a 20 N/Ktex). En definitiva, la gran mayoría de los
lotes analizados en la actual zafra estuvo por debajo del umbral de 30
N/Ktex, que garantiza un buen comportamiento durante la
industrialización.
Las mermas en la resistencia a la tracción
están asociadas al estrés y al afinamiento de fibras a causa del hambre o
la inanición.
También se registraron disminuciones en la finura,
del orden de una micra, principalmente en zonas con sequía. Esta
situación normalmente es identificada como "finura de hambre", para
diferenciarla de la de origen genético.
Cierto efecto paliativo
tuvieron los mercados, con precios internacionales muy interesantes para
la lana (aunque también para la carne). Las lanas preparto registraron
hasta diciembre valores muy altos, los mayores de las últimas cinco
zafras, aunque luego –en lo que va del año– la influencia de la
inestabilidad en varios países de Europa se hizo notar, aquietando la
actividad del sector y mostrando cierta volatilidad aunque sin bajas
drásticas de precios.
Debido a las bajas de stock y de producción,
la industria lanera nacional tiene capacidad ociosa. La escasez de
materia prima estimuló la competencia entre los compradores, por lo que a
pesar de la calidad "subóptima" de la mayoría de la lana no hubo
obstáculos para venderla.
No obstante el tétrico panorama
ocasionado por el factor climático y la naturaleza, los productores y
organismos vinculados con el sector no bajan los brazos y están
dispuestos a dar pelea para sacar adelante a la principal producción de
la Región Sur rionegrina.
Además, las lluvias que se registraron
durante el primer trimestre han renovado las esperanzas de los
campesinos, que vislumbran un futuro más alentador. Con el objetivo de
atenuar el duro impacto, desde el Ministerio de Agricultura, Ganadería y
Pesca de la Nación en el último año se han inyectado al sector ovino y
caprino unos 25 millones de pesos en subsidios y cerca de diez en
créditos a valor nominal. En este sentido, en muchos casos se ha
reconvertido la producción de extensiva a intensiva con la
suplementación alimentaria a corral, con el objetivo de recuperar la
condición corporal de los animales que sobrevivieron y aprovechar su
carne, además de la lana.
A estos fondos se sumarán otros tres
millones de pesos que se gestionan para atender las necesidades de
infraestructura de los productores afectados por la tormenta del 8 de
marzo, un programa de perforaciones para captación de agua y la
reparación de los caminos vecinales. Por otro lado, algunos productores
han incorporado innovadoras técnicas para dotar a los animales de
prótesis dentarias.