Lo balearon cuando jugaba al football en Neuquen

ALLEN (AA).- Un hecho de sangre sacudió
ayer al barrio 150 Viviendas de Allen. Dos sujetos en moto abrieron
fuego contra un grupo de niños y adolescentes que jugaba a la pelota en
la canchita pública. Tiraron a matar y terminaron hiriendo a dos chicos
de 14 y 18 años.
El dramático episodio se desencadenó cerca de las 17:30 en playón deportivo que está sobre la calle Tort Oribe. Allí una decena de chicos jugaba un "picadito" cuando las detonaciones rompieron la tranquilidad de la tarde dominguera.
Desde una moto de 110 cc dos individuos que pasaron por esa arteria a toda velocidad dispararon hacia la canchita. Fueron, según el relato de testigos, de tres a cinco disparos en forma de ráfaga. "Tiraron al montón. Todo pasó en un segundo. Yo los vi pero no pude reaccionar porque no me imaginé que llevaban un arma e iban a tirar", dijo un vecino a "Río Negro". Tras el ataque, los sujetos huyeron hacia el norte de la ciudad. Según se pudo conocer, ambos llevaban cascos colocados y para escapar pudieron haber cruzado el canal principal de riego a través de la pasarela que comunica al barrio Vidriera con el Colonizadora.
Después de la balacera, la consternación se adueñó del barrio. Dos chicos, uno de 14 años y otro de 18 que es hijo de un policía retirado de apellido Cáceres, resultaron heridos. Al menor la bala le dio en el muslo y le quedó alojada en el cuerpo. Al mayor, identificado como Eduardo Cáceres, el proyectil le impactó en una rodilla, con orificio de entrada y salida. Mientras las víctimas se desangraban en el playón de cemento, una madre desesperada corrió hacia el lugar para rescatar a su hijito que había quedado en medio de los balazos.
Minutos después los dos heridos fueron trasladados a la guardia del hospital de Allen, donde recibieron las primeras curaciones. Cáceres iba a ser derivado anoche a un centro de salud de Roca porque presentaba una fractura y el menor sería operado para extraerle la bala.
Ayer la policía investigaba el caso y no se descartaba ninguna hipótesis. Intentaban establecer como primera medida si las balas tenían algún destinatario específico. Al cierre de esta edición se habían realizado las pericias de rutina en el escenario del ataque pero los investigadores no hallaron vainas servidas de arma de fuego, por lo que se presume que los delincuentes utilizaron un revólver para efectuar los disparos contra el grupo de chicos.
Mientras tanto, la situación de temor invadía a los vecinos. "Pudo haber sido una tragedia. No puede ser que vivamos con miedo en este barrio", expresó una mujer que reside en las inmediaciones.
El dramático episodio se desencadenó cerca de las 17:30 en playón deportivo que está sobre la calle Tort Oribe. Allí una decena de chicos jugaba un "picadito" cuando las detonaciones rompieron la tranquilidad de la tarde dominguera.
Desde una moto de 110 cc dos individuos que pasaron por esa arteria a toda velocidad dispararon hacia la canchita. Fueron, según el relato de testigos, de tres a cinco disparos en forma de ráfaga. "Tiraron al montón. Todo pasó en un segundo. Yo los vi pero no pude reaccionar porque no me imaginé que llevaban un arma e iban a tirar", dijo un vecino a "Río Negro". Tras el ataque, los sujetos huyeron hacia el norte de la ciudad. Según se pudo conocer, ambos llevaban cascos colocados y para escapar pudieron haber cruzado el canal principal de riego a través de la pasarela que comunica al barrio Vidriera con el Colonizadora.
Después de la balacera, la consternación se adueñó del barrio. Dos chicos, uno de 14 años y otro de 18 que es hijo de un policía retirado de apellido Cáceres, resultaron heridos. Al menor la bala le dio en el muslo y le quedó alojada en el cuerpo. Al mayor, identificado como Eduardo Cáceres, el proyectil le impactó en una rodilla, con orificio de entrada y salida. Mientras las víctimas se desangraban en el playón de cemento, una madre desesperada corrió hacia el lugar para rescatar a su hijito que había quedado en medio de los balazos.
Minutos después los dos heridos fueron trasladados a la guardia del hospital de Allen, donde recibieron las primeras curaciones. Cáceres iba a ser derivado anoche a un centro de salud de Roca porque presentaba una fractura y el menor sería operado para extraerle la bala.
Ayer la policía investigaba el caso y no se descartaba ninguna hipótesis. Intentaban establecer como primera medida si las balas tenían algún destinatario específico. Al cierre de esta edición se habían realizado las pericias de rutina en el escenario del ataque pero los investigadores no hallaron vainas servidas de arma de fuego, por lo que se presume que los delincuentes utilizaron un revólver para efectuar los disparos contra el grupo de chicos.
Mientras tanto, la situación de temor invadía a los vecinos. "Pudo haber sido una tragedia. No puede ser que vivamos con miedo en este barrio", expresó una mujer que reside en las inmediaciones.
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