Así esta Londres olímpica
Lejos del bullicio en el estadio
Olímpico de Londres, las Olimpiadas de 2012 le permiten a Gran Bretaña
mostrar sus encantadores sitios rurales, dignos de una tarjeta postal, y
también evocar la historia nacional al paso de los siglos.
Las
casitas medievales coronadas con tejados de paja son un ejemplo.
También, el venerado palacio ribereño del rey Enrique VIII y el fuerte
naval que en una zona ventosa permitió defender la costa británica
durante la Segunda Guerra Mundial.
Aunque la vibrante
capital de Gran Bretaña fue quien ganó el derecho a ser la anfitriona de
los Juegos Olímpicos 2012, las competencias y actos afines no están
confinados a Londres. Los espectadores se congregarán también en Gales y
Escocia, así como en las verdes colinas en el sur de Inglaterra e
incluso en una granja donde una raza rara de ovejas debe dejarle espacio
a ciclistas olímpicos.
"Podrá llamarse Londres 2012, pero
en realidad es un acontecimiento nacional. Hay lugares en todo el país
que tienen la oportunidad de saborear las Olimpiadas'', explicó Beverley
Egan, quien labora en la organización caritativa Ejército de Salvación y
posee un terreno en la región oriental de Inglaterra que será el
escenario de la competencia de ciclismo olímpico de montaña.
Egan,
director de servicios a la comunidad en el grupo altruista, vive cerca
de ese lugar, la Granja Hadleigh que tiene casi 384,5 hectáreas, se
encuentra a 65 kilómetros (40 millas) al oriente del estadio de Londres y
es un sitio donde el ganado pasta en medio de las ruinas de un castillo
con 700 años de existencia.
Los aficionados a los deportes
pueden visitar 10 sedes fuera de la capital británica. Los canoeros
pasarán por burbujeantes rápidos en el Centro Acuático Lee Valley White,
un poco más allá de la periferia norte de Londres, mientras los
competidores de remo se enfrentarán en un lago en Eton Dorney, ubicado
en un parque tranquilo de casi 162 hectáreas a unos 40 kilómetros (25
millas) al occidente de la capital.
En el litoral sur de
Inglaterra, los visitantes presenciarán pruebas de vela en el Fuerte
Nothe, un puesto de defensa naval del siglo XIX. Durante la Segunda
Guerra Mundial, los soldados dispararon los grandes cañones del fuerte
en señal de advertencia a dos buques sospechosos, pero luego supieron
que las embarcaciones llevaban refugiados que huían de las Islas del
Canal, el único rincón británico que estuvo sometido a la ocupación
nazi.